Los que vamos a morir, te saludamos.

Hace aproximadamente dos años y medio, mientras estaba en una clase de posgrado, la profesora abordó el tema de la regulación jurídica de los derechos de los homosexuales.
Y de un grupo de aproximadamente 22 alumnos, un promedio del 20% de personas con título universitario opinaron que no había cabida en este país para los homosexuales, y que por lo tanto, sus derechos eran nulos, lo que por supuesto encendió una feroz controversia en el aula.

La semana siguiente, tuve la oportunidad de tomar vacaciones en el extranjero (después de un año de exhausto ahorro jaaaa), específicamente Canadá. Y en la visita a Montreal, me encontré con una manifestación homosexual para defender sus derechos y promover la creación de leyes que regularan su situación jurídica.
Pude percatarme de que era un tema que no sólo en una ciudad pequeña de un país tercermundista era un retroceso hacia el progreso de la humanidad, sino que también ciudadanos de un país de primer mundo, se encontraban en pro de hacer relucir la bandera multicolor sin recibir maltratos o discriminaciones de ningún tipo.

Desde mi punto de vista el hecho de la discriminación hacia las preferencias sexuales, es un tema de educación.
Nos educan de tal manera, de hacernos ver que todo lo que no entra en los parámetros de “normal”, es de lo peor, indecente, denigrante, depravado, inmoral o amoral, en su caso.

Y aterrizando específicamente en el caso de la discriminación hacia los homosexuales, veo que la mayoría de las personas “normales” de los hombres muy machos, se “burlan” de otros, haciendo alusión a tal preferencia sexual. De tal manera que confunden lo que es la falta de (y con perdón de la palabra) webos o la vil depravación con ser gay.
Cuando yo conozco a muchos gays que tienen webos de sobra y que son mejores individuos que el clásico estereotipo de macho mexicano.
Cuando yo he sabido de machos mexicanos que gozan sexualmente mutilando mujeres, violándolas, acosando menores de edad o regenteándolos, y he sabido de gays que tienen su pareja, y qué chingados, su intimidad es muy suya, y mientras no afecten a nadie más, pueden hacer y deshacer el mundo.
Cuando yo he visto gays tremendamente preparados intelectualmente hablando, que son rechazados en empleos por sus preferencias sexuales.
Cuando yo he visto a un gay ser mucho más hombre que muchos heterosexuales que conozco.

Cuando en algunos pueblos del caribe, el más alto grado de hombría se demuestra cuando un hombre besa en la boca a otro hombre.

“Tú vales por tu dignidad, nunca permitas que nadie intente robártela o disminuírtela”.
Oh sí, no sólo los gays o lesbianas valen por su dignidad, todos y cada uno de nosotros valemos por la manera en que la defendemos.

Dignidad.
Los que vamos a morir en el intento de hacerte valer, te saludamos.