De instantes.

“¿Qué es la vida humana en este mundo inconstante? Nada más que un instante.”
Adam Mickiewicz

Ayer mientras manejaba, sentía ese deseo humeante de sentirme enamorada nuevamente.
Ese pensamiento es el más caótico que he tenido en muchas noches, porque antes deseaba fervientemente salir de ese estado que opaca el cerebro y lo vuelve a uno menos racional.
Pero eso era antes, cuando había algún chico que me provocara palpitaciones mucho más frecuentes, me quitaba la respiración y me robaba el pensamiento.
Exactamente ayer me percaté que el fin pasado que me embriagué pffffff no tuve deseos de hacer llamada alguna o subirle al volumen en las “canciones dedicables” (“Discúlpame mi amor, ni que valieras tantoooo!!!”, “oye pon esa de los celos de Chente no?”, y ya en las últimas de cambio “…. No es la misma cosa, no hay estrellas color rosa, no destilan los poros del cuerpo……Es como no hacer nada, falta fuego en la mirada…..”, “Te necesito ya ves, odio reconocer que necesito tener tu aliento para estar bien…..”.).
Y la verdad, me siento menos completa o mejor dicho, más incompleta al mostrarme así… tranquila, en paz.
Ya sé que siempre me encapricho con las personas equivocadas…. Verbigracia,

….. Ese niño cuatro años menor que yo tenía arrebatos de pasión hacia mí, pero nunca pudo olvidar a su primer novia, quien a su vez sí pudo olvidarlo a él, y se encuentra casada con alguien más; ese chico citadino perseguía mi lado pueblerino, porque estaba harto de lo superfluo de las chicas citadinas, aunque actualmente se encuentre felizmente casado con una citadina superflua y exquisitamente atractiva; ese otro hombre tenía mil dudas sobre lo nuestro y cuando pensaba decididamente que yo lo complementaba, prefirió conservar nuestra amistad, aunque a duras penas nos mandamos un fwd por mail……. (por citar los más sobresalientes).

Y en el proceso interno de olvido/tristeza/vete al diablo/pero has de regresar miserable/ hay altibajas emocionales que me vuelven tan dinámica… Una onda continua provocada por mi lucha interna de pasiones, que zigzaguean de la alegría a la tristeza, de la nostalgia a la melancolía, del éxtasis a la soledad, para finalizar en un simple y vano hueco.
Un hueco que en algún momento de la vida, será cubierto nuevamente.
Y he ahí el motivo de mi duda.
Con anterioridad, dicho hueco era rellenado por el cariño de otro hombre, actualmente no hay ningún otro hombre, ha sido una tarea única y exclusiva de quien tipea aunada al tiempo transformado en instantes, y siempre me he mostrado rejega y precavida ante lo desconocido, máxime si se trata de emociones.

Me he vuelto más racional, pero diantres!! Me seduce la idea de ser encontrada por alguien irracional, quien a su vez, me vuelva irracional.
Sé que es irónico, ya que odio las consecuencias post-encariñamiento, pero quisiera que mi vida fuera esa onda en constante movimiento que fluctúa entre el autocontrol y la entrega.

Ahora en cambio, acontece un fenómeno nuevo, interesante, instantáneo, pasajero, sin trasfondo alguno, ni mucho menos trascendencia digna de postear.
Pero qué va! Si posteo sobre los gatos del jefe, que no lo haga sobre mi nueva etapa en el mundo femenino de los veintitantos.

Ahora me siento atraída por todo el chico que se cruza en mi camino, yo que siempre iba pensando en “el dueño de mis quincenas”, ahora me enfoco en mi alrededor y me aparto de mi interior, ahora percibo más cosas (y qué cosas caray!) que antes pasaban desapercibidas en mi mundo.
Ahora encuentro que todos los hombres son delicadamente atractivos, todos tienen algo que me intriga y me seduce, ya sea el joven tímido e intelectual que atraviesa la calle haciendo cálculos de la velocidad inicial del vehículo y la fricción del pavimento; el albañil mega trabado que siempre articula frases obscenas e imprecaciones para sentirse más hombre; el policía que sonríe mientras detiene el tráfico vial para que el peatón tenga la preferencia; el cajero del banco que teclea rápidamente su base de datos; el chico del carro vecino que escucha a todo volumen una canción desconocida para mis oídos; el chico sexy del gimnasio que libera energía y termina bañado en sudor; el cliente que me habla de “usted” aunque yo sea 03 años menor que él ….. es como si todos fueran uno solo, como si el mundo masculino conspirara contra mí y mi lado racional.
Y sobrevivo a todo eso, sin que me deje ese “hueco”, precisamente por la ausencia del lazo del cariño.
Por lo impersonal del momento, y por su instantaneidad, termina tan pronto alguien más hace acto de aparición y se postra frente a mis ojos, para así despedirse de la escena, magnánimo, en todo su esplendor, sin la certeza de sus defectos, idealizado, perfecto, dentro de un todo armónico.

Es así que disfruto instantes irracionales, dentro de mi racionalidad.
Observo, imagino, recreo, adivino…..
Concateno instantes, colecciono imágenes, y me doy cuenta que me siento viva.