recapitulando

“Toda enseñanza …. es el desesperado hallazgo entre la ciencia y la experiencia.”
Eduardo J. Couture.

A escasos meses de haber egresado de Universidad (junio 2004), acudí con mi progenitor para hacerle saber mi interés de entrar a estudiar un posgrado en determinada área del conocimiento que siempre me llamó la atención en la carrera, y él me dijo que NO estaba de acuerdo en que estudiara dicha maestría cuando era una escuincla recién egresada y no tenía nada de experiencia adquirida por mí misma, únicamente la que yo había leído en los diversos expedientes de la oficina donde laboro.
Me dijo en ese entonces, ¿Quién es el abogado más exitoso de todo México?, yo ya ven, como siempre, pensando en qué responderle que parezca cuerdo, me quedé callada y contesté un simple y llano “ammmh” diantres! Ni siquiera una pregunta subjetiva fui capaz de responder…… Él me dijo enseguida: “Se llama Diego Fernández de Ceballos, ¿sabes cuántos posgrados tiene él?”… Yo de nuevo haciendo acto de genial aparición: “ammhhh”….. “Ninguno, no tiene ninguno, no se trata de especializarse así como así, tienes que saber que no puedes pasarte la vida escondida en una escuela por el miedo de afrontarte y lanzarte al foro, tienes que entrarle al rodeo, aplicar tus conocimientos adquiridos, para luego, poder debatir en un aula las deficiencias del sistema o de la ley en una clase de posgrado”.
Dicho comentario me pegó en mi ego, y pensé que él carecía de toda razón, y terca, mula y obstinada como soy, me empeciné en acudir viernes y sábados a las aulas universitarias nuevamente. Pude percatarme que de un grupo de 20 personas, sólo 3 ó 4 tenían la capacidad de formar una clase de dicho nivel, ya que los demás pensábamos que era una clase universitaria, donde el maestro dicta, tomamos apuntes y estudiamos para el examen. Brrrrr. Tache. Desde ahí empecé mal. Empecé y he empezado todo mal. Creí que el orden de los factores no alteraría el producto, y brrrr. Tache de nuevo.

Pero eso lo entiendo hasta ahora, que me doy cuenta de que mis conocimientos no son lo suficientemente suficientes (valga la redundancia) como yo creía.
Ocupo urgentemente afinar mis bases, so pena de estancarme en lo que soy en estos momentos, y sin vanidad intelectual que quede dentro de mí, ya que por lo visto era vanagloria propia y un ego hinchado por el respaldo de la oficina de la que formo parte únicamente, es que he decidido leer para distinguir.
¿De qué me sirven esos dos posgrados, si no reflejan realmente mi grado de conocimiento?
¿De qué me sirve ese título universitario que dice “excelencia académica” si no soy capaz de sacar a un puerco de un maizal? (bueno ja... de universidad privada.)

Anhelo fervientemente ser de las mejores, pero eso no llega como por arte de magia….

“Sólo quiero decirte que mientras tú estás chateando, alguien más está leyendo incansablemente y actualizándose, y ya te lleva la delantera…” ….. no sé por qué, pero siempre tiene razón en todo lo que me dice, y yo siempre le contesto evasivas sin sustento y de lo más imbéciles….

Caray!! Es hora de ingerir ese líquido vital, que me permita seguir con vida, so pena de naufragar en el inmenso océano de la ignorancia y la futilidad.