Inalcanzable

“En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable”.
Anónimo.

Ella nació en Salamanca, Guanajuato.
Cuando lo vió a él en la televisión a blanco y negro, supo que su destino era estar juntos, aunque él fuera una estrella nacional y ella una total pueblerina desconocida.
Empacó sus cosas, dejó todo lo que tenía en su pueblito y se fue a enamorarlo.
Y, no sólo lo enamoró, sino que también se casó con él.

Así fue la historia de Flor Silvestre y de Antonio Aguilar.

Como cita siempre mi papufo: “Cuando una mula dice: De aquí no paso, y una mujer dice: Con éste me caso. La mula pasa, y la mujer se casa.” (Muy graciosa la sabiduría popular….).

Me puse a pensar acerca del por qué creemos que ciertas y determinadas personas son inalcanzables.

Iniciando por aquél gallardo pubertillo que compartía nuestras aulas de la educación básica (quienes estuvieron en escuelas mixtas), o por el mejor jugador de las “cascaritas” de la cuadra cuando solíamos salir por la tarde a juntarnos con la palomilla de la vecindad (quienes vivieron una infancia normal), hasta aquél (en otrora) joven tímido y dedicado a los estudios, que actualmente es un hombre exitoso y metrosexual que provoca darse de topes en la pared a todas las nenas que lo despreciaron y se burlaban de él en las aulas, o aquél personaje perfecto físicamente que ideamos debe tener similitud de belleza en mente y espíritu (se llama Cristiano y se apellida Ronaldo, yeah!).

Siempre me he puesto a pensar qué pasará por la mente de aquéllos y aquéllas que son “los más codiciados/as”, y que para muchos de nosotros parecen simplemente inalcanzables.

Hasta que la otra vez, la vida misma me dio la respuesta.

Él estaba fachosiento, sin peinar, sin bañar, sin rasurar, diciendo sus acostumbradas tonterías que hacen reír a medio mundo, cuando de repente, suena su localizador, él lo pone en alta voz, y suena una voz súper nerviosa, que tartamudeaba y denotaba que la persona detrás del aparato destilaba sudor a más no poder, mientras decía: “Ésteee, hey hola! Cómo estás… esteeeeé, hablaba porque pues, yo sólo sé que pues, yo quería saber cómo estabas.. esteeeeé, sí sabes quién soy verdad? Bueno, ésteeee, bueno espero que estés bien, va? Si tienes chance de salir en la semana, me llamas.”.

Él de repente voltea y dice: “No manches, tiene diez años más que yo, siempre que me ve en el antro se muere de nervios, no me quita la vista de encima y me ve como si yo fuera el hombre más perfecto del mundo…….”.

Entonces me cayó el veinte de que ninguna persona es inalcanzable, que todos aquellos a quienes secretamente fantaseamos o creemos dioses reencarnados en simple mortales, no son otra cosa que eso, personas normales, comunes y corrientes, como tú y como yo.

Porque inclusive nosotros mismos, ¿a cuántas personas les pareceremos inalcanzables?. Esto podría ser muy presuntuoso, pero al menos yo me di cuenta la semana pasada que para un chico de estos lares, que conoció mi etapa de “Bety la ultra mega Fea” (la cual únicamente tiene la diferencia de lo que soy actualmente en que ya no uso lentes y sé combinar ya los colores jijiji) y que es un hombre enmatrimoniado, con un trabajo gubernamental dos tres importante, medianamente atractivo, inteligente sin llegar a ser brillante, muy educado en su forma de conducirse, y atractivo físicamente, cree que soy “una chica llamativa (soy rubia falsa *sic) con linda sonrisa (cual buena rubia falsa, suelo reírme frecuentemente dando la idea de que soy media tontuela *sic) cuya presencia se impone por la ligera timidez y seriedad con la que suelo conducirme (en pueblo chico, infierno grande, así que a ninguno de aquí le doy entrada *sic)”, y a la que observa con un deseo reprimido, digo, eso uno lo siente luego, luego, y hace como que la virgen le habla, pero eleva el autoestima saberse en dicho plan, pero a lo que iba es que siempre habrá personas que nos tengan como “inalcanzables” y a las que nosotros tengamos como “inalcanzables”.

Pero ya alguna vez una salmatina se armó de valor y de actitud, dijo “De aquí soy” y de ahí fue, así que con toda seguridad y en vista de que nadie es inalcanzable, ¡¡¡¡¡aquí voy Santiago Bernabeu!!!








…. Bueno, eso será cuando tenga lana para atravesar el Atlántico jaja, por mientras, espera por mí Cristiano. ;)