La que sonríe

Cuando presentimos que el ocaso de nuestros días está más cerca que lejos, comenzamos a conducirnos de manera diferente.

La incertidumbre de si nuestras culpas pasadas tendrán una repercusión en nuestra vida futura, frena el ímpetu de antaño.

No hablo por todos.
De hecho, hablo por una persona en especial.

Alguien que termina confesándose, no con aquél descendiente de la piedra sobre la que Jesús de Nazaret edificó su iglesia, sino con la hija de su primogénito.

Él duerme cada día cargando sus propios lastres.

Y cuando quiere platicar, me manda llamar.
Inventa cualquier pretexto.
Yo voy a sabiendas de que escucharé la misma historia durante una hora….. cómo conoció a su esposa, cómo su suegro lo odiaba, cómo se robó a su novia sin más, ni más, cómo batalló para que ella lo aceptara…. Y yo sonrío y le pido que me cuente más.

Oh sí, vuelve a vivir sus grandes glorias…
Puedo verlo a través de sus ojos.
Escucho atenta, y hago como si fuera la primera vez que me lo cuenta.
Y cuando acuerdo estoy riéndome abruptamente.


Dice que le gusta verme reír.
… y ja, la verdad es que yo río tan fácilmente. (Luego que por qué las líneas de expresión y las patas de gallo me aquejan!! Snif snif)

“Sonríele al mundo, para que te devuelva la sonrisa.”
Siempre lo he creído.

Y si mi sonrisa ayuda un poco a darle paz a alguien que habla para desahogar su alma, creo que el Creador sonríe también y sonríe para aquél que busca alguna redención hacia sus culpas pasadas.

Epílogo.- "Los mejores deseos para el 2010... Que siga siendo así de alegre.".