lo que el viento se llevó.

Hace rato llegué a casa.
Cada día, las noches son más frías.
Me recosté en mi cama y ví el reloj.
10:12 pm.

“Si algún día, tienes necesidades físicas, y no tienes pareja, no dudes en llamarme. Yo estaré siempre disponible para ti.”

Tomé mi cel.
(Palabras textuales, una disculpa por la manera burda y vulgar en que se lee).

Él: qué ondaaaaa, ese milagro que te acuerdas de uno pues.
Yo: ya ves, aquí nomás hablaba para saludarte, cómo estás.
Él: huuuy de súper lujo, ya sabes, yo siempre me encuentro bien.
Yo: yeap, ya sé que sí.
Él: qué onda, ya no te vas a poner fresa y aceptarás una invitación para pistear?
Yo: te hablaba precisamente para eso.
Él: Ya estuvo, tú dime cuándo para hablar con toda la banda.
Yo: No quiero ir con toda la banda, y realmente, te hablaba porque quiero hacerte una propuesta indecorosa.
Él: huy! A ver, y cómo de qué tipo de propuesta estamos hablando.
Yo: vamos a recordar viejos tiempos.
Él: o sea… te refieres a…. o sea…. A lo que estoy imaginando?
Yo: ash, por qué lo haces tan complicado, te estoy llamando porque hace un chingo que no tengo relaciones sexuales y quiero romper esta pinche rachita de una vez por todas.
Él: …. Y más o menos cuánto tiempo tienes sin follar?
Yo: Mira, eso no te importa a ti, pero ya pasaron los siete meses.
Él: ah no maa……. Oye, no, sí es una urgencia.
Yo: Mira, no te hablé para que te burlaras, puedes ayudarme o no.
Él: huyyyy pero si claro que sí princesa, tú sabes que siempre voy a estar disponible para ti, qué onda, paso por ti en quince minutos?
Yo: no, ya es muy noche y hoy no tengo ganas, sería hasta mañana, y no, no pases por mí, yo paso por ti.
Él: …. Y … cómo estás segura de que mañana sí vas a tener ganas?
Yo: ash, porque me conozco, a ver, puedes o no.
Él: no claro, y a qué hora te espero entonces?
Yo: a las nueve de la noche me parqueo enfrente de tu ventana, te timbro a tu cel, no me contestes porque me bajas crédito, nomás sales y ya.
Él: cámara!!! Uóraleees, será interesante volver a estar contigo después de tanto tiempo.
Yo: okay, nos vemos mañana.
Él: Sueña conmigo…
Yo: ya estás, la vemos de rato. Bay!
Él: jess…. Estás segura de que quieres? Te noto media fría.
Yo: es el clima. Nos vemos mañana. Bay!.

Apagué mi celular. Me quité el sweater que traía puesto, y también el pantalón, busqué rápidamente un pans y una sudadera para utilizarlos de pijama. Pero antes de encontrarlos, me encontré con el espejo de mi tocador. Me acerqué y me ví en ropa interior. Recordé la noche anterior a “nuestra primera noche”, “mi primera noche”, “la segunda noche con una virgen para él”, en la que yo me probaba mil conjuntos de lencería de todos los colores, tamaños, formas y marcas, todo ello con la finalidad de agradarle visualmente a él.
No sabía en ese entonces, que casi ningún hombre se detiene a observar el color, o los mil y un detalles del conjuntito ese, o el color de tus sombras, o si combinan con la bolsa, o si los aretes van acorde a tu escote, o si usaste cremas de calvin klein en todo tu cuerpo para ser agradable también a su olfato.

Recuerdo que la víspera a ese jueves, yo me encontraba feliz y mil ideas cruzaban mi mente. Leí todo tipo de información en Internet y los nervios no me dejaron dormir.

Esta víspera, fue patética. No me encontraba feliz, mi mente en blanco y ese aire frío aprisionándome entre esas cuatro paredes.

Me abrigué. Tomé mi celular. Bajé por agua. Salí al patio. Escuché grillos cantar. Sentí el viento frío en mi rostro. Me senté recargándome en la pared. Mi mente en blanco, de repente se allegó de mil ideas. Prendí mi celular. Busqué la opción msj. “Oye, regresa el tiempo y borra mi llamada de hace rato. Perdón, pero no puedo.”. Enviar. Recibí una llamada de él. Desvié la llamada. Sonó nuevamente. Volví a desviar. Recibí un msj. “Pinche vieja bipolar”. Iba a responder. Borré cada letra del borrador de mi msj de respuesta. Apagué mi celular. Abracé mis piernas. Me acurruqué en mí misma. Mis labios comenzaron a temblar. Y desenfrenadamente, me puse a llorar.