miércoles, 8 de mayo de 2013

Elías.

Elías es un abogado nacido en el Municipio más grande de todo el mundo, pero por aras y casualidades del destino, residente de la Ciudad Capital.

Él es la fusión perfecta entre el Distrito Federal y una Ciudad foránea: Tiene grandes aspiraciones, y en contra prestación cimientos fuertes y bien definidos.

Él todavía puede subir a un edificio y ver montañas detrás de sí, y el mar por delante.
Le gusta saber dónde está ubicado, en sentido literal y no.

Él tiene gusto por las Matemáticas, pero se apasiona por el Derecho.
Le gustan los números, el orden, la armonía, lo exacto: el mundo del deber ser.
Nada de medias tintas.

Él tiene una personalidad fuerte, pero amable.
Le molesta la apatía de la juventud actual, pero sonríe ante las repentinas muestras de idealismo de las nuevas generaciones.


Él tiene una memoria envidiable, casi tanto como Wikipedia.
Al hablar de sus recuerdos parece que uno pudiera transportarse hasta ese momento.


Él es muy desesperado y perfeccionista.
Su secretaria por ningún motivo se equivoca.

Él posee una voz segura que denota autoridad.
La primera impresión que se tiene de él es que un hombre bastante sangroncito. Con M.
Pero la segunda impresión llega cuando él sonríe.
Y al sonreír no sólo desinhibe a su interlocutor, también muestra sus sexys hoyuelos en sus mejillas.


Él tiene unos ojos muy expresivos.

No hay ninguna emoción que no se filtre a través de ellos.
Ni la vanidad y el orgullo con los que habla de sus éxitos y aprendizajes, ni cuando aflora el niño berrinchudo que lleva dentro.

Él tiene un gusto exquisito en el arte culinario.
Sabe encontrar el maridaje perfecto.

Elías tiene una mente ágil y brillante.
Ésa clase de mentes, que por más que se trate, no pueden pasar desapercibidas.

Por más que me esfuerzo no puedo recordar el color de su camisa.
Creo que era azul.