lunes, 25 de febrero de 2013

Cloud Atlas.

"No creo que haya sido un accidente que yo te haya visto primero."
Robert a Sixmith en Cloud Atlas.

De un tiempo a la fecha la vida se ha convertido en un continuo vaivén de sentimientos encontrados.

Un día encuentras a quien tú crees que es el amor de tu vida, y al otro día, él encuentra al amor de su vida.
Un día te encuentras en la cúspide del éxito laboral, y al otro, te estancas en tu zona de confort.
Un día mueres de ganas de tener una vida saludable, y al otro estás atascándote de azúcares.
Un día sonríes pensando en tu futuro, y al otro, te aterra el pánico de la incertidumbre.
Un día amas tus sueños, y al otro día se convierten en pesadillas.
Un día estás segura de que quieres tener un hijo, y al otro te preguntas si en realidad es sano traer más gente a este mundo.
Un día te das cuenta que las cosas materiales han dejado de seducirte, y al otro te endeudas por cantidades que nunca antes habías considerado siquiera.


Te encontré en una cafetería de una Ciudad Vecina.
Según entiendo, tú llevas más tiempo que yo asistiendo a esa cafetería a la misma hora matutina.
Siempre pides lo mismo. Un café americano descafeinado.
Siempre a la misma hora. Nueve y media de la mañana.
Siempre vas vestido de la misma manera. Traje sastre oscuro.
Siempre haces la misma mueca al sonreír.
Siempre lees el Periódico en tu smart phone.
Siempre vas solo. Pero hoy sé que estar solo no significa necesitar compañía.

Te encontré en un momento donde ya estaba harta de mi Yo, Mujer.
Donde tantos intentos fallidos por ser la Mujer Perfecta para alguien me hacían sentirme la Mujer Más Imperfecta de todo el Mundo.
Donde ya ni siquiera estaba interesada por verme atractiva para los hombres.
Donde pensé inclusive, en que la heterosexualidad no era para mí.
Donde quise encerrarme en mi caparazón como antaño, sin saber si mi coraza seguiría ahí, Para Mí.

Te encontré mientras tú estabas absorto en Tu Mundo Profesional.
Recorrí mi mirada hacia tus manos para ver si había algún anillo en tu dedo anular.
Me quedé mirando tu apariencia pulcra de hombre que acaba de traspasar la línea temporal de los 40 años de edad.
Acudí a dicha cafetería desde entonces cada vez que he podido a las 9:30 de la mañana sólo para verte una y otra vez, y esperar que un día, de la Nada, te percataras de mi existencia.

Un fin de semana fui al cine a ver Cloud Atlas.
Hacía mucho tiempo que no veía una película que me hiciera añorar tanto y recordar Mi Esencia.
Al terminar de verla, las lágrimas salían sin querer y Sin Querer humedecían mis Mejillas.
Y entonces me detuve y pensé para mis adentros: "Si has de llegar, por favor, da una muestra de Tu Existencia, ya no quiero conocer a Nadie Más que no seas Tú."

El lunes siguiente, a las 9:30 am, en la Cafetería de una Ciudad Vecina, él, cuyo nombre desconozco todavía, volteó por una casualidad del destino y nuestras miradas se entrecruzaron.
Él sonrió.
Yo sonreí.
Y luego, salí despavorida de regreso a Mi Ciudad.

No sé si un día vaya a saber su nombre.
No sé si un día él se acerque a mi mesa a tomar su café conmigo.


Lo único que sé, hoy por Hoy, es que no fue un accidente, el que entre aroma delicioso a café, Yo Te haya visto primero.