jueves, 28 de julio de 2011

Todavía queda Gente Buena.

De repente, ayer comenzó a llover estrepitosamente en el pueblo.

Eran las seis de la tarde y Tláloc dejó caer su furia sobre mi terruño.

Yo pensé que pasaría en corto y sólo serían unas gotillas que sofocarían el calor que había estado haciendo durante todo el día.

Pero no.... no fue así.

A las 7:50 tomé mi paraguas, entregué mi trabajo a mi jefe y salí de la oficina para irme a cenar con mis amigas.

Saliendo del edificio donde laboro, y aún y cuando diluviaba, un hombre pasó caminando sin irse cubriendo del agua, se detuvo al verme y me preguntó la hora, le dije que no traía reloj pero que eran aproximadamente las 7:55 pm, él me vió y me preguntó mi nombre, yo sonreí temerosa, algo dentro de mí me dijo que me fuera del lugar, pero en lugar de ello le respondí su pregunta, él me dijo el suyo y la verdad no lo recuerdo, y me extendió su mano derecha, yo lo saludé y él atrajo mi mano hacia sus labios, y a la usanza de antaño, besó mi mano y me dijo: "Que Dios la bendiga.".

Incliné levemente mi cabeza, sonreí tímidamente y me fui del lugar.

Al llegar hacia mi auto, una amiga me llamó para decirme si podía pasar por ella, le respondí afirmativamente y me dirigí a su casa.

En un semáforo tenía dos opciones para continuar, hacia adelante o hacia la izquierda, de primera mano pensé en ir hacia adelante y en el último momento, cambié de opinión y giré hacia la izquierda (Prrrrttttttt FAIL!!).

Mi ciudad, tan pinche en el sistema de drenaje, estaba convertida en alberca olímpica, y cuando pasé encima de medio metro de agua, prtttttttttttttt un ruido horrible salía de runrun.

Me asusté horrores, cual buena vieja que soy, y me orillé a la orilla, como se dice por ahí.

La lluvia había menguado un poco y eso me permitió darme cuenta que una cosa de abajo de runrun se había zafado y chocaba contra el piso, provocando el ruido de inframundo al avanzar.

En una crisis femenina automotriz, y en vista de que no tengo novio, free o detalle que pueda rescatarme de esos problemas con runrun que ya me están dando más seguido, llamé a mamufa..... y me dijo que me fuera despacito a casita.

Volví a asomarme por debajo del runrun a punto del llanto, intenté abrir el cofre del runrun pero fue imposible para mí encontrar el segurito ése que se jala a tanteo para levantar el cofre pffffff, cuando de repente escuché un: "La puedo ayudar en algo señorita?", y ahí delante de mí, estaba un hombre desconocido que vio mi aflicción hacia el runrun, le expliqué como pude mi situación, y él, así sin más, se hincó en el suelo, ensuciando sus jeans de lodo, y se metió como pudo para ver bien el problema, me explicó que se había vencido el plástico que cubre al motor del agua que pueda haber en el suelo, como en el caso, y que no me cobrarían más de 50 pesos en un taller el día de mañana pero que por mientras me iba a sujetar temporalmente la pieza vencida.

Yo no podía creer lo que estaba viviendo, digo, yo no me hubiera acercado nunca a preguntar y mucho menos a ayudar y a ensuciar mi ropa.....

...... el buen hombre se despidió de mí sin pedirme nada a cambio de su ayuda.


La lluvia empeoró y no pude irme a cenar con mis amigas.

Me cobraron 108 por comprar y colocarle las pijas que se habían zafado a runrun.

Pero... sigo felizmente consternada, pensando en que aún en estos tiempos, todavía queda (¿quedamos?) gente buena en el mundo, y "hay que darnos a ellos.".

martes, 26 de julio de 2011

Kitsch

"Antes de que se nos olvide seremos convertidos en kitsch. El kitsch es una estación de paso entre el ser y el olvido." Milan Kundera.


El año pasado, Ardilla me obsequió de cumpleaños el libro de "La insoportable levedad del ser", que se convirtió en uno de mis favoritos en cuanto terminé de leerlo.

Como yo no soy crítica de arte, y cualquier intento mío por comentar mi impresión de la obra maestra de Kundera sería excesivamente kitsch, sólo diré que ahí surgió mi curiosidad por conocer Praga, y bueno, todo lo demás, es historia.


Anoche mientras veía la película basada en dicha novela y dirigida por Kaufman en 1988, me di cuenta que nunca ningún filme será ya no mejor, sino de igual calidad y nivel que el libro.

No se le dan a Sabina y a Franz la importancia que tuvieron impresos en letras, y el final no está fielmente adaptado a la fundamentación de Kundera.

Si algo se ha de rescatar, para mi gusto, son las increíbles imágenes de la Praga de antaño, tan distinta y tan igual que ahora, y la voz y el increíble cuerpo desnudo de hace 23 años de Lena Olin.




Para mí, nunca serás Kitsch.

Es muss sein!!!

Italia Romántica.

- Mira lo que encontré.- Me dijo mi sis algún día de la semana mientras nos subíamos a runrún.- ¿Es tuyo verdad?.-
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No sabría decir dónde nació mi fijación por Italia, sólo sé que cuando yo era muy pequeña, la hermana menor de mi mamá vivía con nosotros y alucinaba las canciones de Umberto Tozzi (con su inmortal “Ti amo” que hasta la fecha me hace llorar), Gianna Nannini (con “Sorridi”), Toto Cotugno (de él sí no podría elegir alguna porque todas son encantadoras) y un poco más contemporáneo, mi Eros Ramazzotti (desde la primera vez que escuché “Otra como tú” supe que esa rola la había escrito alguien pensando en mí, bah! Bah! Bah! Déjenme ser!! Jejeje).

Crecí entre palabras italianas que nunca supe qué significaban, pero que wachawacheaba a solas mientras jugaba con mis muñecas y mis amigos imaginarios.

Posteriormente, en el Mundial de Estados Unidos (1994) surgió un personaje que me arrebató el pensamiento, aún y cuando yo era una estudiante de secundaria: el legendario Roberto Baggio que lidereaba a la escuadra azurra y fue famoso por el largo de su pelo que siempre traía recogido en una cola de caballo, la cual cortó al fallar el penal que le daría el título a los scratch du oro en la final de tan magno evento futbolístico.

Con el tiempo vendrían el hermoso y varonil Paolo Maldini, y el igualmente hermoso Fabio Cannavaro a sellar mi fijación por todo lo que tuviera que ver con Italia.

El tiempo, tan sabio él, también trajo eventos inesperados a mi vida.

A la edad de 18 años, poco más de diez años de eso, caminé entre los pasillos del Mix Up más cercano, y entre las súper ofertas, encontré un CD que se llamaba “Italia Romántica”, dicho CD no traía ninguno de los cantantes que yo alucinaba de niña y adolescente, pero algo me decía que sí traería melodías clásicas no tan comerciales de aquél país.

Cada noche, antes de dormir, apagaba las luces, y escuchaba ese CD con sonidos nuevos para mí.

En la despensa sólo teníamos la canasta básica, pero yo soñaba con ese país que venía a representar el propio lado romántico de mi ser, por todo aquello que englobaba y me hacía evocar.

Ese CD encerraba recuerdos infantiles, el origen de algunas manías (que persisten al día de hoy), y un sueño lejano, muy lejano, que desconocía si se llegaría a actualizar.

Entre tanta mudanza, supuse que se habría extraviado, pero no fue así.

Ahora que lo escucho, ese CD encierra no sólo recuerdos infantiles, origen de manías, y las fantasías de mi incipiente juventud…. También encierra mis noches solitarias cuando me despedía de la adolescencia, mas no así del idealismo que la caracteriza…… Y las ilusiones de mi incipiente madurez.