De mí, Para Mí.

Cuando tenía 17 años e iba en bachillerato, el maestro de Taller de Lectura y Redacción, nos encomendó que escribiéramos un artículo acerca de cómo sería un día normal en nuestra vida, diez años después de ese día.
Recuerdo perfectamente que tomé mi pluma azul, siempre he alucinado el color azul… hasta en la tinta. Recuerdo que recargué mi antebrazo derecho en el pupitre y me puse a pensar: “En diez años, voy a tener 27… cómo sería un día normal de mi vida en ese entonces si es que llego a estar viva.”; y redacté unas líneas que más o menos decían así:
“Hoy se me hizo tarde para el trabajo, al despertar vi que mi despertador no había sonado y que marcaba las nueve de la mañana, salté rápidamente de entre mis sábanas y me duché en friega, me asomé a mi clóset para buscar la ropa formal que usaría, y me puse el primer traje gris que encontré, no desayuné por la prisa, así que nuevamente tuve que comer los tacos de la esquina del trabajo, antes de salir del departamento, recordé que no había visto al inútil de mi compañero por ningún lado, me asomé a la sala y ví que el angelito nuevamente había llegado tarde y en estado de ebriedad, y por tanto, había pernoctado en el sofá, estuve a punto de tirarle un balde de agua fría a la cara, pero preferí ponerle seguro a la puerta y esconder sus llaves, que vuelva a entrar y salir por la ventana como de costumbre, para que se le quite.”

Así que me veía siendo una profesionista (atiné) impuntual (jiji atiné) que se vestía de traje (atiné como un 20%) con depa propio o rentado (no atiné) que desayuna tacos de la esquina donde laboro (15% atiné, de vez en vez los como), viviendo con un compañero ebrio e “inútil” (en ese entonces me gustaba un chico al que solía calificarlo como “inútil” de cariño porque lo habían corrido de todas las preparatorias de la ciudad jaja) (y no atiné, ni él, ni ningún otro), y siendo una mujer vengativa y maldosa (meeedio atiné).

score.- 42.60% de efectividad.

Y hoy que cumplo mis 27 otoños y tengo derecho a 27 deseos (Una noche de pasión con Cristiano Ronaldo, una noche de pasión con Cristiano Ronaldo jaja), me doy cuenta perfectamente de la niña que era hace 10 años (donde ninguno de mis deseos incluía sexo), y la mujer que soy actualmente (donde cof cof uno que otro de mis deseos incluyen sexo, uno que otro eh?!! Tampoco soy tan superficial jaja).

Se supone que esta fecha debía ser especial por una combinación secreta entre ese par de dígitos; bastó un momento de frenesí propio para idear este recibimiento, y un momento ajeno que desbordaba mucho más frenesí, para despedirme de lo que pudieron ser las palabras elegidas para esta entrada de blog.

En el transcurso de diez años, he descubierto que en tan sólo unas horas, puedo llegar a inmortalizar recuerdos, y no por voluntad propia, sino por todo lo que significan per se,
que lo que no es ahora, simplemente no será mañana;
y que con sólo unas pocas palabras, se puede llegar a expresar un mundo de ideas;
que enigmáticamente, hoy cuesta más trabajo decir un “te quiero” o un “no me olvides”, que antes cuando el querer era simple y sencillamente un verbo fácil de pronunciar, y cuando no tenía conciencia plena de lo que es el olvido;
que en los pequeños detalles, se conoce a las grandes personas;
que cada línea de expresión que se forma alrededor de mis ojos y mi boca al sonreír, resulta hoy mucho más atractiva que el cutis liso y perfecto de mi rostro pasado y que siempre fue mi principal vanidad;
que actualmente me seduce más una mirada fuerte, que un músculo bien torneado;
que la diferencia básica entre un/a “teenager” y un/a “veintitantos”, no es la firmeza de la piel, la resaca insoportable del alcohol o la agilidad de los movimientos, sino las marcas (visibles e invisibles) que se han impregnado en nuestras células cutáneas, el saber degustar una copa de vino o una deliciosa sheve (“La copa llena, llena de júbilo mi corazón”, Salud por esa Sinuhé!) y la seguridad con la que dirigimos nuestros pasos al avanzar, o retroceder, en su caso;
que es inútil imaginarme en diez años, porque realmente, ¿a quién diantres le importa quién seré a los 37, si no descubro quién soy yo a los 27?;
que no hay parámetros que me indiquen cuál sería la Lidia ideal a cada instante, porque corro el riesgo de olvidar quién soy mientras me empeño en llenar expectativas ajenas;
que las despedidas que siempre recordaré son aquéllas en las que no puedo percatarme que serán el cierre de dicha historia;
que ahora no hay por qué correr, sino hay que guardar energías para emplearlas en llegar más lejos, aún a cambio de juventud;
que las lágrimas que nos destrozan el alma, son aquellas que brotan en contra de nuestra voluntad;

y que mi mirada brilla hoy más que nunca,
mi mente es más perceptiva,
mi imaginación vuela más,
mis aspiraciones son mayores,
mis sueños mejor matizados,

aunque a contraprestación,
algunos móviles internos se han envilecido,
mis palabras han herido profundamente a más de uno,
mi arrogancia ha aumentado considerablemente,
mis luchas internas me desgastan más cada día que se extingue,

Pero aún así, hoy

Mi vida es más completa…. incluso a pesar de no tener un traje gris en mi closet, ni un depa propio o rentado, ni un compañero que entre por la ventana cada noche…

Bienvenidos, dulces e intensos 27’s!

Un abrazo efusivo para ti Lidia,
mi mujer favorita,
mi siempre niña espontánea y creativa,
mi genial autora,

de parte de tu obra maestra, jess.
y de tu alter ego, lydia.