martes, 4 de enero de 2011

Orgullo Filial.

Iba yo en sexto semestre de Universidad.
Mi Universidad, lejos de ser el alma mater de la que yo ansiaba egresar en mis estudios superiores, fue una escuela local privada, que en ese entonces, ni siquiera tenía el grado de “Facultad de Derecho”.

Pero si algo he de reconocer, fue que su primer Consejo de Alumnos realizó un ciclo de conferencias magistrales.

Recuerdo que ese día llevaba yo un pantalón negro y una blusa de diversas tonalidades verdes.

Y entonces, apareció ahí frente a todo el auditorio.

Un hombre delgado de edad muy avanzada de paso lento, con el pelo totalmente blanco y de piel más blanca todavía.

Su sola presencia llenaba la sala donde todos lo observábamos.
Su lucidez mental me impactó sobremanera.

La gran ponencia que tuvo se contrapuso al interés de la mayoría de los estudiantes que sólo estaban sentados ahí porque había un maestro pasando lista y vigilándolos.

Pero lo que más recuerdo de ese día, es que no sólo hubo alumnos en el auditorio, sino también un abogado salmantino.

De esos abogados que son conocidos en un pueblo chico, y que su trayectoria es reconocida como ejemplar.
De esos abogados, que sin tener un posgrado en su curriculum, tienen más éxitos que muchos doctores de la ciencia jurídica.

El abogado local asistió a dicha conferencia porque su hijo era alumno de dicha institución académica, y de esa manera se enteró de la personalidad que estaría visitando nuestra pequeña ciudad.

Al finalizar la conferencia, durante el período de preguntas y respuestas, sólo ese abogado levantó la mano para manifestar su duda.

Volteé a ver al ponente, quien sonrió ligeramente, asintió con la cabeza y dijo: “Abogado Hernández, es un placer para mí contar este día con su presencia…… con respecto a su pregunta……”.

Yo me quedé boquiabierta, volteé a ver al hombre parado que sobresalía del demás auditorio y manejaba perfectamente el tema, y a su lado ví a su hijo, quien nunca se distinguió, ni se ha distinguido, por ser tan brillante como su progenitor, pero pude percatarme del orgullo que brotaba de la mirada de mi contemporáneo.

Fue entonces, cuando algo dentro de mí se encendió y sintió algo así como “Yo quiero eso”.

Yo quiero que un día, alguien reconocido en el medio en el que me muevo día a día, reconozca mi trayectoria y me diga: “Abogada Rabbit, es un placer para mí contar este día con su presencia…..”….. y sólo si tengo suerte, Max esté a mi lado, sintiéndose orgulloso de su mamufa.

6 comentarios:

Ardilla... dijo...

El primer paso para cumplir ese sueño es que Max exista.

Apúrate, mi reinaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!

URGEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

marichuy dijo...

Jess

Usted no desespere, Abogada. Estoy segura que lo logrará.

Un abrazo y la mejor de las suertes

Mr. Zeus dijo...

ok todo iba muy bien hasta eso de que Max esté a tu lado... déjame ver si entiendo ya sabes como se llamará tu hijo aún no engendrado????

jess dijo...

Diya, jajajajaja llegando del mundial de Brasiiiiiil!!!! quiero estar bien seguro de desquitar mi soltería!! ;)
Abrazote tonta!!


Mi estimadísima Marichuy, sí... paciencia es lo que me ha faltado estos últimos meses, pero sí, todo llega a su debido tiempo. :)
Ni antes, ni después.
Abrazototototote!


Mr. Zeus, .... ;)
Claaaaro que ya sé cómo se llamará.
;)
Todos los seres humanos tenemos grabado en el corazón el nombre de nuestro hijo desde antes de su concepción. ;)
Abrazo!!


Grazie Mile por sus comens!
Linda noche de Reyes!

Veec dijo...

Muy bien, agogada, usted tranquila y con calma. Ya habrà tiempo de terminar dicho posgrado, de hacerte de una trayectoria y sobre todo, de ayudar en la tarea mas ardua, trabajar para dejarle a Max y Sif una sociedad mejor que la que nos toco a nosotros

jess dijo...

Ahhhh claro que todo con calma mi estimado.

Todo llega a su debido tiempo.
Y a trabajar por el futuro de ellos entonces!!! ;)


Abrazo!