sábado, 12 de marzo de 2011

Gallinita Ciega.

Cuando se es infante colocamos a nuestros progenitores en un pedestal de tal altitud, que la confianza que les profesamos es plena y absoluta.

Si a la creencia de que son seres omnipotentes le sumamos el efecto psicológico que causa en los niños el hecho de que tomen nuestra mano y la sujeten fuertemente, se va creando una idea muy clara de lo que significa la palabra "seguridad".

Nunca he sabido el rango de edad de las personas que leen este blog, pero estoy segura que más de uno jugó antaño "gallinita ciega".

Cerrabas los ojos y le confiabas a alguien más tu vista, el otro, quien te guiaba, debía decirte: "cuidado, hay un escalón; ahora vas a subir una gradita; nos vamos a ir hacia la derecha; ahora a la izquierda; etc. etc. etc.".

Quien lo haya jugado sabe bien que era realmente difícil dar los pasos, tus demás sentidos se avivaban hacia la impotencia de no poder ver y percatarte por ti mismo el camino a recorrer, pero era una genial dinámica para reafirmar la confianza hacia los demás.

Cuando mamufa me llevaba de la mano por las calles de este dulce nido, y al efecto de quitarle monotonía al camino recorrido, solía decirle que jugáramos a la Gallinita Ciega.

Mamufa sonreía, tomaba mi mano y me guiaba por las calles de esta Ciudad.

Sólo con ella no era difícil dar los pasos hacia adelante, no confiaba en mis primos que aprovechaban cualquier oportunidad para hacer travesuras y hacerme tropezar en dicho juego, pero Mamufa en cambio era un ser de extrema sabiduría y bondad, y sobre todo, me amaba profundamente y cualquier acto o palabra de ella hacia mí sería libre de maldad o malas intenciones.

En efecto, nunca hubo maldad o malas intenciones de Mamufa hacia mí, al llegar a nuestro destino me decía que el juego había terminado, yo abría mis ojos, me alejaba del mundo de la oscuridad y sonreía como todas las niñas de mi edad.

Una tarde Mamufa y su hermana me tomaron para ir hacia la tortillería.
El camino era realmente muy corto, así que tomé la mano de Mamufa y le pedí jugar nuevamente.
Mientras íbamos, Mamufa iba platicando enfáticamente con su hermana, mientras aceleraba el paso. No puedo negar que sentía miedo al dar los pasos más rápidos de lo que normalmente avanzaba cuando Mamufa y yo jugábamos, pero la sensación de poder casi ir corriendo con una venda imaginaria en los ojos, era una experiencia liberadora.
El sentido del tacto se agudizó en ese momento y el aire chocando contra mi rostro nunca fue más fresco ni se hizo tan presente en mi vida como en ese momento.

Estando a punto de llegar al éxtasis de la libertad, de repente.... Mi frente sufrió un colapso brutal contra el vértice de una ventana que estaba abierta hacia afuera en una casa vecina.

El impacto fue tal, que antes de tomar conciencia plena de lo que estaba sucediendo, el intenso dolor que sentía mi cuerpo emergió del mismo a través del llanto, Mamufa y su hermana se paralizaron al instante, y se acercaron preocupadas hacia mí que lloraba desconsoladamente.

La congoja se podía ver a través de los ojos de Mamufa que había olvidado que me llevaba a ciegas.

Duré una semana con un chipote tamaño caguama.

Y sobra decir, que nunca más volví a jugar Gallinita Ciega.

7 comentarios:

Hermes dijo...

A veces, a media noche o a las 3 am, deambulo por mi casa con los ojos cerrados. A veces choco.

Damn, tus memorias son cosmicas

marichuy dijo...

Auch,,, hasta acá me dolió el trancazo.

Un abrazo, mi querida Jess

PS esos juegos acostumbrados en nuestro pueblos...

Veec dijo...

Que bonito relato, mi hermosa Jess.

Espero que nuestros hijos (con nuestras respectivas parejas, se entiende) puedan jugar esos juegos que nos tocaron a nosotros, aunque también espero que no les pasen esos pequeños percances.

Un beso. (aun me debes algo)

jess dijo...

Hermes, a las 3 am?? no manches!!! es la hora del devil!!! shu, shu, shhhhu!! yo ruego no levantarme nunca ni por error a esa hora!!
y jajaja.. tooodo en esta vida... es cósmico. ;)
Un abrazote!!


Mi estimadísima Marichuy, ya ni digas que me acuerdo y me sigo sobando jejejejeje... y sí!!! yo comparo con los de ahora y digo, shu, shhhhu! antes era mejor!! :D
Un abrazote!!!!!


Veec, ahhh claro, yo me encargo de que Max confíe tanto en mí que sienta volar mientras cierra sus ojos, y espero que nunca se golpee jejejeje.
ssssí!! te debo algo.
Sorry, sorry!
En corto te lo envío.
Abrazo!


Grazie Mile por sus comens!!

Anónimo dijo...

Ahora entiendo por que tarde en leerte, como siempre dices las cosas pasan por algo, solo puedo decir, GRACIAS!!!!!


Saludos

pez dijo...

así es la vida, a veces nos damos nuestros tropezones, que no pasan de un simple chichón (así les dicen por acá, jajaja) o moretón

todo pasa (tiempo y espacio, dirían los de la serie Cosmos)

jess dijo...

Pablo, :) es que las letras llegan cuando las necesitamos. Dicen. :)
Un fuerte abrazo!


Pez, jajajajaja seguro que no pasan de esos mega trancazos, .... dicen por acá que los golpes ingren... :P
Besos virtuales!
Muuuuuaaaacccccckkkkkkkk!!!