Reunión de Generación.

“… Es propio de los jóvenes sentirse atraídos por un hombre más anciano y más sabio…”
Umberto Eco.

Este fin de semana asistí a una reunión de generación.
La sede tuvo lugar en Guanajuato capital en un lindo y pintoresco restaurante llamado “Tamales Purépechas” (de esos lugares triple B).
Mi acompañante y yo no podíamos encontrar la ubicación exacta, toda vez que al parecer había cambiado de domicilio, y las diversas referencias nos conducían al lugar inicial en que se encontraba dicho negocio.
Pero una vez que encontramos el domicilio, fue una experiencia por demás agradable y enriquecedora.

Sólo que no era mi generación universitaria.
Fue del grupo de alumnos de la Facultad de Derecho de la insigne Universidad de Guanajuato generación 61-65

-¿Por qué elegiste Derecho?-
Le pregunté en alguna ocasión mientras íbamos en carretera, él sonrió y me respondió.
- Yo quería ser veterinario, verás cuando yo era adolescente trabajaba inyectando los animales de los vecinos, y me iba bien, entonces yo ví ahí un futuro pródigo para mí, y que aparte no me disgustaba, sólo que cuando le dije a mi papá mi gusto por esa carrera él desaprobó totalmente mi inclinación y me dijo que eso no era una carrera universitaria; en ese tiempo no había tantas carreras como ahora, y como yo siempre fui malo en álgebra, y había escuchado que en Derecho servía mucho la formación del seminario en el que yo había estado por el estudio del latín, decidí que esa carrera era para mí.

Siempre recordaré la carretera Salamanca-Guanajuato como el lugar donde conocí más a mi acompañante; donde me platicó experiencias de antaño y donde, con o sin más tripulantes, compartimos sueños y opiniones, en muchos casos, divergentes.

Y una vez que nos acercamos a la mesa más larga, escuché varias exclamaciones de los diversos comensales.

“Pero si es el Pipis!!!!”
“¿Cómo estás Pipissss?!”
“Tanto tiempo sin verte, caray”
“Y, ¿quién es ella?” (o sease, yo)
“Mira nada más, ya decía yo que no podía ser tu novia, si no tienes tan buen gusto.” =P
“Niña Rabbit es una lástima que ya mis hijos estén casados, me hubiera encantado emparentar contigo.” (Vean, veeean!! Eso es tener buen gusto caray!) jiji.
“Oye! He escuchado de ti, siéntate a mi lado para platicar un poco.”
“Pipissss apoco ya no te acuerdas de mí!!”
“Oye Pipis, sí que han pasado los años ehhh?”

Me senté y comencé a escuchar todo tipo de experiencias juveniles, recuerdos gratos, anécdotas, chistes (y qué chistes eh?!), actualizaciones familiares, casos profesionales interesantes, noticias del paradero de los ausentes, ví sonrisas, brillo en los ojos, miradas nostálgicas recordando a los 9 ex compañeros que han partido de este mundo..

Muchas personas de mi edad, confundimos de manera imbécil, el éxito profesional con el éxito económico, y este tipo de eventos, suelen quitarnos la venda de los ojos y aspirar a tener un día esa misma elocuencia y agudeza mental…. Aunque es más difícil de obtener esto último, que un convertible último modelo.

Ví y escuché en sí, a una GRAN generación de alumnos, de esas generaciones comprometidas con su alma mater, que sacan la casta por todos los que han confundido la noble encomienda de su profesión.


“Y, ¿cómo era él de estudiante?”
“Ven para acá nena Rabbit, te voy a platicar de él…”
“Tú tan joven te has de fastidiar de nuestra plática de ancianos.”
-- Para nada, me gusta escuchar y aprender de los demás.--

Es así que las reuniones de generación, siempre dejan saldo a favor.

El aplauso de bienvenida al momento de la llegada de cada ex-compañero.
La fotografía actual que demuestra que el tiempo no pasa en vano.
El reencuentro con el o la que fue alguna vez el amor platónico estudiantil.
El intercambio de tarjetas de presentación, teléfonos, mails o cualquier otro medio para contactarse… aún sabiendo que improbablemente marcarán la clave lada o enviarán ese e-mail.
El obsequio gastronómico de la ciudad de residencia de cada uno.
Las sonrisas intensas de los recuerdos de antaño.
La mirada siempre jovial de aquellos que han envejecido dignamente.
El minuto de silencio, por aquellos que no podrán asistir nuevamente a tal evento.
El abrazo tan emotivo de despedida.

…. Y la crónica de una intrusa que sin pertenecer a un período universitario, sabe perfectamente que aspira a disciplinar y perfeccionar sus habilidades mentales, como las que vio reflejadas este fin de semana.

Y quizás, sólo quizás, si logra atinar en su encomienda, algún día, alguien joven se sienta atraído por su elocuencia y agudeza mentales, y le dedique un post mejor que éste.