viernes, 12 de noviembre de 2010

Cuestión de Encanto.

Frankie es todo un estuche de monerías.
Es un hombre con estilo bien definido.
Todo en su presentación está delicadamente cuidado.

Desde sus mocasines bien boleados, hasta su último cabello perfectamente colocado bajo una ligera capa de gel.

Es el perfecto prototipo de metrosexualidad (después de Cristiano Ronaldo of course).

Su disciplina ante la vida merece todo mi respeto.

Aunque a veces disentimos debido a nuestras diferentes maneras de pensar, él tiene la capacidad de saber las palabras adecuadas para hacerme sonreír.

Cada vez que sonrío debido a él, una parte de mí siente explosiones en el Cielo.

Frankie es todo un citadino y yo soy toda una pueblerina.

Aún con la abismal diferencia entre ambos mundos, él y yo dejamos de lado el ambiente en el que nos sumergimos a diario para entablar charlas en algún punto intermedio entre nuestros mundos.

Desde el día en que nuestras miradas se cruzaron, sólo con él soy capaz de mostrarme tal cual soy.

Él ha pulido mi mundo cual cuarzo en bruto.

Y conmigo él ha perfeccionado sus dotes de modelador.

“Maestro, ¿tú me vas a enseñar?” “No, pero a mi lado vas a aprender”. Cicerón.

- Por qué te esmeras en llamarme “Frankie”?
- Porque Carlos es un nombre demasiado común.
- Soy una persona bastante común.
- No, para mí no lo eres.
- Yo también quiero llamarte de manera diferente entonces…
- Puedes llamarme “just lydia”.
- Eso no es un nombre…. ¿Cómo dices que te llamas en tu blog?
- jess…
- Entonces serás “jessidia”.
- …… eso suena horrible.
- Pero no es nada común.


Frankie tiene especial interés por los diamantes.

Sabe todo acerca de ellos.

Sabe reconocer a simple vista, cuáles son piedras de verdadero valor, y cuáles son piedras de origen no tan bueno.

Sabe dónde encontrarlos, sabe cómo trabajarlos, sabe cómo pulirlos y sabe cómo colocarlos para que luzcan y brillen más.

De eso vive él.

De su buen gusto.

- Cada diamante es único e irrepetible, nunca encontrarás uno igual a otro en todo el mundo, de ahí surge su encanto.
- ¿Tienes para ti uno favorito?
- Claro que tengo uno favorito, pero siento especial cariño por otros más.
- ¿Una piedra es susceptible de ser objeto de cariño?
- Son parte de un todo, jessidia. Cada objeto de este mundo tiene una razón de existir, ¿de qué valdría el hecho de la existencia si no pudiera ser admirado por un tercero?.
- …. Entonces igual aplica para cualquier objeto, como la arena.
- La arena no escasea como los diamantes.
- Pero también existe y como tal es digna de admirarse.
- ….. pero no brilla como las piedras que a mí me gustan.
- ¿Todo es cuestión de brillo?
- De consonancia y de la luz propia que se irradia.

Mientras sus enormes pestañas acentúan su mirada, la luz que emiten sus ojos brilla más que cualquier diamante.

Y ahí él sin proponérselo, me muestra que en efecto, su encanto surge de su individualidad, y todo es cuestión de consonancia y de la luz propia que se irradia.

5 comentarios:

Zu dijo...

Frankie es joyero?
Consigue descuentos?
...
...
...
Pule bien?

marichuy dijo...

Bueno, creo que no sólo en Frankie. En general el principal atractivo de las personas, nace a partir de su individualidad. Por eso, las sociedades modernas, empeñadas en uniformarnos el pensamiento y la apariencia, tienden a anular tal individualidad.

Abrazote Jess

jess dijo...

ZUxana, jajajajajajaja! joyero!!! pues creo que sobrevive de negociar con piedras preciosas, ya sabes cómo son las manías masculinas xD, y no sé si pule bien, tendría que preguntarle a sus Diamonds.
Abrazote Mana!!!
;)


Mi estimadísima Marichuy, ah no, hasta eso, él podrá ser formal a la hora de vestir, pero sobresale de los demás.
Esa parte me gusta de él.
Y trato de copiárselo.
:)
Un abrazote linda!!


Grazie Mile por sus comens!
Lindo puente!

Rogelio Segovia dijo...

¿no es gay?

digo, quien pone un apelativo como jessidia?; salvo que sea por desidia...

citadino?; disciplinado? Es gay…seguro…..

jess dijo...

..... Muy seguramente lo es.

Mientras no me conste, no puedo apostar por su virilidad. Ja!

Saludos tú!