No, Woman no Cry.

"No Woman, No Cry
Little Darlin´ Don´t shed No Tears."
Bob Marley.

Provengo de una familia disfuncional.

Crecí con la idea de que lo normal es que los padres duerman en camas separadas.

Mi concepto del amor no es lo más amoroso (valga la redundancia) que hay en el planeta.

Debido al caparazón social en que viví durante mi infancia, estuve desfasada mucho tiempo en manías, gustos y adicciones.

En la secundaria viví los hechos que debí haber vivido en primaria; en la preparatoria viví los hechos que debí haber vivido en secundaria; en la universidad viví los hechos que debí haber vivido en la preparatoria; y así sucesivamente.

El resultado es que estoy viviendo lo que debí haber vivido hace cinco años.

Con la diferencia claro está de que nunca pensé que el rechazo masculino fuera tan repetitivo durante casi treinta años de mi vida.

Éste no es un post dramático ni azotado. Al menos esa no es mi intención.

Es una incógnita y una queja que lanzo al Universo que me hizo acariciar las coincidencias de Disney, de Sex and the City y de La vida es bella, donde muy distintas nociones del amor convergen para dar como resultado el engendro sentimental y emocional que actualmente soy, justo antes de llegar a mis dulces 30's que son "la mejor edad de la mujer.".

Me da coraje y lloro de impotencia porque para qué nos toca vivir lo que tooooodos han vivido o sentido si cuando tú das muestras de cariño te toca la persona correcta pero inadecuada de por medio.

Me da coraje porque me queda muy en claro que aunque (siendo honestos) qué persona no sueña con una pareja estética, atlética, segura, simpática, inteligente y que gane tres salarios mínimos al día para que pueda pagar el cine, estoy parada en un sitio donde me he sentido atraída por personas no estéticas, sino atractivas; no atléticas, pero con una idea clara de los límites saludales; quizás no seguras, pero muy buenas aparentándolo; siempre simpáticas y siempre inteligentes; en resumidas cuentas por qué cuando te toca conocer a alguien que es como tú, que sientes ese acelerar en el corazón cuando estás a su lado, y cuando sin darte cuenta, no sólo él sonríe, sino la risa de fondo también es la tuya, por qué te toca ser rechazado.


Es injusto.
Sé que la vida no es justa, sé que de ser justa yo misma no tendría muchas experiencias que me ha tocado vivir.

Y estoy sumamente emperrada porque tengo un puto reloj biológico, y porque tengo miedo de que cuando menos lo piense, Maximiliano que es mi idea feliz en este mundo material, se escurra entre mis manos y la fatalidad del tiempo, y yo no pueda o sea capaz de vivir todo eso que le prometí hace unos años, y tenga que seguir conviviendo con hombres que sólo me busquen para sexar, o peor aún, ni siquiera para sexar, ni siquiera para un fax, o muchísimo menos para una relación formal.

Y lo que menos quiero es darle a Max una familia disfuncional.

La idea de que lo normal en todas las familias es que sea sólo una persona la que dirija la familia (que no lo ninguneo, mis respetos para las madres o padres solteros que se echan encima un peso de tal magnitud).

¿O en qué parte estoy simplemente rechingándola?

¿En qué parte no soy capaz de poder tener a alguien a mi lado?

Ayer mientras hacía un recorrido por unas grutas, sentí cómo las estalactitas cuya formación llevaba miles de años saludaban en su idioma mineral al cuarzo que siempre llevo en la bolsa de mi pantalón.

Sentí cómo mi cuarzo se sentía apenado ante aquella imponente expresión de la naturaleza.

Metí mi mano a mi bolsa y en silencio, en ese idioma que sólo mi cuarzo y yo entendemos, susurré: "Siempre serás mi favorito, no importa lo que mis ojos vean enfrente de sí, para mí no habrá nadie como tú.".

Y mi cuarzo rosa dejó de temblar y de pensar que no era hermoso.


Hace unas horas mientras yo lloraba amargamente, lo tomé con fuerza y él, tan tierno y rosa como sólo él puede ser, me murmuró en nuestro idioma: "Siempre serás mi favorita. No importa lo que yo vea enfrente de mí, para mí no habrá nadie como tú.".

Sonreí mientras seguía acariciándolo, y mientras yo estaba recostada boca abajo, levanté mi brazo y ví mi muñeca izquierda.
Un nuevo color que proviene de la misma fuente del rosa se impregnó en ella.
Siempre lucirá así.
Será la manera de llevarle siempre a mi lado.

Y es entonces cuando yo me alegro por la parte que me toca, que simplemente es mayor que antes.