La noche anterior habíamos visto un Sbarros a dos cuadras del hotel, así que decidimos desayunar ahí.
Me di cuenta que en realidad, tenía altas expectativas respecto de dicha cadena.... La comida es súper grasosa, y aún y cuando es buffet, tú puedes pagar lo que tu plato pese, pero a fuerzas quieren venderte el buffet porque "te conviene más", la manga qué!
Luego de casi pelearnos con la señorita hispana y maleducada que atendía y cobraba, ingerimos comida grasosa a granel y nos dirigimos en búsqueda del Museo Guggenheim.
Un muy amable par de policías nos dijeron cómo llegar al Guggenheim vía Central Park, no podían creer que preferíamos caminar tooooodas esas cuadras en lugar de tomar el metro, pero.... la mejor forma de conocer una Ciudad, es caminándola.
Mi sis y yo comenzamos a sentir las frías ráfagas de viento y nos percatamos de que con lo que traíamos, simplemente no la íbamos a hacer.
En algún punto de nuestro camino, vimos una tienda de abrigos, pasamos a ver unas chamarras y ahí nos enamoramos de un modelo Kenneth Cole, marca que es famosa en México por manejar únicamente línea para caballero, pero que allá también tiene la línea femenina.
El vendedor muy amablemente nos hizo algunas recomendaciones para turistear y salimos de ahí en búsqueda del Central Park.
Rodear una parte del Central Park durante la mañana fue algo extraño y sui generis, el contraste entre los enormes rascacielos que impiden que los rayos del sol lleguen a quienes transitan por ahí y el enorme espacio abierto y natural conformado por ese enooooorme parque es algo que no se puede expresar a través de palabras.
Alrededor del Central Park, hay muchísimas personas vendiendo imágenes neoyorkinas, imanes, postales o libros usados, los cuales fueron saqueados por Ardilla que se dedicó a hurgar y hurgar y hurgar libros, mientras yo me la pasaba viendo los imanes y las imágenes jeje.
Adentro del Central Park hay una estatua de Alicia en el País de las Maravillas, que está muy padre y siempre llena de gente para tomarse pics, y a unos pasos de Alicia se encuentra el lago que se convierte en pista de hielo al congelarse.
Al seguir caminando hacia el Guggenheim que está situado sobre la 5th Avenue, ví a una camioneta negra de súper lujo dando vuelta, en los asientos traseros iba una señora oriental vestida elegantemente de negro, y arriba de su automóvil le tomó pics al Central Park.
Me dio risa ver dicha escena.
Tanto dinero invertido en auto y en chofer, y en su vida, y no pudo apreciar de verdad, dicha atracción neoyorkina.....
Hay cosas que el dinero no puede comprar.
Una vez que llegamos al museo que estábamos buscando, compramos el New York pass city, por 79 usd tienes derecho a entrar al MOMA, al Museo de Historia Natural, al MET, al Guggenheim o al Top of the Rock, al Empire State y al ferry que te lleva a la Estatua de la Libertad o a otro ferry que te da un paseo por toda la bahía.
El Guggenheim es famoso por sus escaleras conformadas por una rotonda y por su techo, los cuales nos tocó mala suerte y ambos estaban en reparación, así que no vimos el verdadero encanto de dicho museo.... que sea un pretexto para regresar a la Gran Manzana..... ;)
Ya una vez dentro, había una exposición de Kandinsky, que es de arte moderno, y la verdad, no me gustó nadita de nada, Ardilla estaba orgasmeada viendo cuadro tras cuadro y yo me dediqué a esperar a que ella terminara de observar para irnos a comer.
Lo que más me gustó del Guggenheim fue un Manet increíble....... una chica con corset azul se mira en el espejo y no se percata de que está siendo observada.....
Muy bonito la verdad.
De ahí nos fuimos en dirección al metro para regresar a nuestro hotel.
No entendimos muy bien a qué metro subir, y nos subimos al primero que vimos, ya una vez arriba, dos dominicanos newyorkers iban platicando de su día laboral, mi sis y yo les preguntamos si íbamos bien en dirección a Times Square, ellos nos vieron incrédulamente y nos dijeron que no, que ése no era el metro jejeje, pero que nos decían cómo corregir el rumbo.
Uno de los dos dominicanos se veía más alegre que el otro, nos enteramos que tenía un hermano viviendo en Aguascalientes..... Que viva Aguascalientesssss!! Sí señor!!!!
El otro dominicano se veía notablemente frustrado, llevaba quince años viviendo en New York, y nos dijo que era una mentada, que la Ciudad no era como la pintaban, que era una vida de perros y que no era nada feliz ahí, y se sorprendió al saber que habíamos llegado la noche anterior, nos dijo que casi ningún turista se atrevía a usar el metro..... y nos vió como diciendo "chíngaleeeee!!! la tranquilidad que da la ignorancia", pero que no nos preocupáramos, que el metro era seguro, sólo que no lo tomáramos entre 6 y 7 pm que es la hora que sale la gente de trabajar y es un verdadero infierno.
Nos bajamos junto con él y nos dijo que trasbordáramos otro metro, y en dos estaciones estábamos en nuestro destino.
Mi sis y yo decidimos mejor irnos caminando, y al salir de la estación, mi sis volteó y me dijo: "Mira... esa placa dice que ésta es la Grand Central Station". Yo me paralicé, abrí mis ojos y grité: "NO MAMES LUPITA!!!! De regreso a la estación!!! sin querer llegamos a uno de los lugares más famosos neoyorkinos y además.... hay Juniors!!!!".
Mis amigos cosmopolitas me hicieron mucho hincapié en que probara el cheesecake de Juniors, que había un Juniors en Brooklyn, y otro en la Grand Central.
Tomé la mano de ardilla y corrimos en búsqueda de la zona de comida rápida, pasando por la increíble arquitectura de dicha estación....
Las piezas se iban acomodando para que el viaje más eufórico de toda mi vida, estuviera llegando a mí, sin pensarlo y sin planearlo.
Encontramos juniors y comimos una hamburguesa, y de postre... el tan anhelado y platicado cheesecake.
A primera vista, parece un pie de queso común y corriente, peeeero...... en cuanto uno lo prueba..... ohhhh Cielo Santo!!!!!! qué delicia!!!!!
Definitivamente, un must para quien visita dicha metrópoli.
Un mesero boricua del Juniors se percató de nuestro español y al pagar la cuenta nos dijo: "Adios Princesas!!!". No bueeeeeno, así o más consentidas.
Cuando terminamos de comer vimos que era la hora pico que nos comentaba el dominicano del metro, y realmente es increíble estar parada en la Grand Central a las 6 30 pm, ves pasar un mundo de gente corriendo hacia todas direcciones.
Así que nos dirigimos caminando a nuestro hotel, y en el inter, nos dimos cuenta de que el Rockefeller Center, estaba a escasas cuadras de nuestro hotel.
Ya una vez que llegamos, lo primero que yo ví fue a Jason en la recepción.
Amablemente nos saludó y mi corazoncito empezó a palpitar fuertemente, mi sis me vió y dijo "yo me voy al cuarto", yo me quedé para preguntarle (como pude) a Jason si nuestra caja de seguridad había sido arreglada en la mañana. Él sonrió y me preguntó si habíamos podido llegar al Halloween Parade, y que qué habíamos hecho esa mañana....
Mi sis y yo intentamos salir de farra pero el cansancio nos venció y nos quedamos profundamente dormidas.
Mientras me metía entre las sábanas pensé en la señora oriental ricachona del Central Park, en el dominicano pobre y frustado que odiaba su vida neoyorkina, en el delicioso cheesecake que habíamos probado ...... y en la virilidad de Jason.
No hay noche que no piense en él.